El escultor e imaginero Luis Álvarez Duarte ha fallecido en Sevilla a los 70 años de edad como consecuencia de un ictus que lo mantenía hospitalizado desde el domingo 9. Álvarez Duarte fue trasladado el pasado martes al Hospital de San Juan de Dios de Nervión donde ha muerto poco antes de las 13:00. Sus restos mortales serán trasladados esta tarde al tanatorio de la SE-30 donde serán velados.
En el momento de su fallecimiento estaba realizando una imagen de San José, de talla completa, para la Línea de la Concepción.
Álvarez Duarte se puede considerar como el imaginero más relevante desde las últimas décadas del siglo XX. Sus obras pueblan toda la geografía española y cuenta también con una importante producción en hispanoamérica. Además de su valía artística, Álvarez Duarte fue capaz de dar reconocimiento a la profesión de escultor religioso.
Ya desde niño mostró una gran destreza para el arte en general y para la imaginería en particular. Aunque fue autodidacta, recibió enseñanzas de artistas tan reconocidos como Francisco Buiza, Rafael Barbero, Antonio Eslava y Sebastián Santos. También asistió a clases en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Sevilla.
Obras
Su primera obra fue la Virgen de los Dolores, titular de la Hermandad de San José Obrero, barrio donde se crió el artista. A partir de ahí, talló imágenes tan relevantes como la Virgen de de Guadalupe (Hermandad de las Aguas), el Cristo de la Sed, o la Virgen del Patrocinio (el Cachorro).
También se prodigó en la ejecución y diseño de monumentos públicos, como el de Juan Manuel Rodríguez Ojeda frente a la basílica de la Macarena.
Como restaurador fue el autor de la polémica intervención realizada a la Esperanza de Triana.
Entre otras distinciones, el 17 de enero del 2006, fue nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla.
Información Diario de Sevilla.
Antonio Joaquín Dubé de Luque.
El imaginero sevillano Antonio Joaquín Dubé de Luque ha muerto en sevilla a los 75 años de edad. Dubé era un prolífico artista. Autor de la Virgen de Consolación de la Hermandad de la Sed, la Virgen de la Aurora de la Resurrección y la Virgen de la Soledad de los Servitas, hermandad de la que fue revitalizador, hermano mayor y auténtico ideólogo y diseñador. Siempre se consideró y definió como cofrade antes que cualquier otra cosa.
La capilla ardiente se ha instalado en la sala 15 del tanatorio de la SE-30. La Misa de Córpore Insepulto tendrá lugar, este viernes día 8, a las 10:30, en la Parroquia de San Marcos. Posteriormente habrá un responso en la capilla de los Servitas.
Dubé, nacido el 23 de diciembre de 1943, llevaba varias semanas ingresado en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde fue operado de una obstrucción intestinal. Estaba casado con Mara Herdugo y tenía tres hijos: Reyes, Antonio, que ha heredado su faceta de artista, y Juan de Dios.
Las dotes artísticas le llegaron a un joven Dubé de Luque de la mano de su padre, que había estudiado pintura en la escuela de Artes y Oficios de Sevilla. Desde muy corta edad, Dubé comenzó a demostrar sus habilidades con el dibujo.
Aunque siempre se consideró autodidacta, desde joven frecuentó los ambientes artísticos de la capital hispalense, recibiendo enseñanzas de pintores tan refutados como Juan Miguel Sánchez, Eduardo Acosta o Pérez Aguilera. En escultura uno de sus maestros fue Manuel Echegoyán.
La gran devoción de Dubé era la Virgen de la Esperanza Macarena. Todos los sábados se reunía en la basílica con un grupo de amigos, entre los que estaban Jesús Creagh, Pepe Garduño, Fernando Cano o Isidoro Moreno, para asistir a la sabatina y disfrutar de una larga noche de tertulia cofradiera.
De convicciones profundamente religiosas, Dubé de Luque se decantó muy pronto por la escultura religiosa, aunque sin menospreciar otras disciplinas. Sus primeros trabajos fueron de restauración. Concretamente, los acometidos con los anteriores apóstoles de la Hermandad de la Sagrada Cena, obra de Bidón.
Buena culpa de ello la tuvo su gran amigo Jesús Creagh: "Que fuera escultor surgió por casualidad. Yo era entonces miembro de junta de la Cena. Teníamos el apostolado en muy malas condiciones y le pedí que nos echara una mano. Estuvo en mi casa en la calle Dormitorio restaurándolos para que pudieran salir esa Semana Santa. A partir de ahí se despertó en él el gusanillo de la escultura".
En 1966, Dubé remodeló la recién tallada Virgen de la Soledad de su Hermandad de los Servitas, hasta el punto de considerarse su primera obra para la Semana Santa, aunque no realizó su primera salida hasta el año 1981. Entonces, ya empezó a dotar a sus imágenes marianas del característico hoyuelo en la barbilla, sin duda una influencia directa del escultor José Montes de Oca, autor de la Virgen de los Dolores, titular también de su Hermandad de los Servitas y una de sus devociones.
En el año 1967, Dubé también retalló en profundidad el rostro de la Virgen de la Candelaria de Sevilla.
En el año 1969, el imaginero realizó la imagen de la Virgen de Consolación Madre de la Iglesia, Dolorosa que ha cumplido medio siglo este mismo año, a la que dotó de unos expresivos ojos de color azul.
En 1978, la Hermandad de la Sagrada Resurrección confía en Dubé para la realización de la Virgen de la Aurora.
Dubé también remodeló en profundidad en el año 1984 el rostro y el cuello de la Virgen de los Ángeles de la Hermandad de los Negritos. Entre 1994 y 1997 realizó diversas imágenes del misterio del Sagrado Decreto de la Hermandad de la Trinidad.
Además de en Sevilla, las obra de Dubé de Luque se reparten por toda la geografía andaluza y buena parte de España.
Pero Dubé de Luque no se limitó sólo a la realización de imágenes religiosas. También destacó sobremanera como pintor o diseñador. Suya es la pintura de Santa Ángela de la Cruz que presidió el altar de su beatificación por parte de Juan Pablo II en 1982. Lienzo que se encuentra actualmente en un lugar preeminente del convento de las Hermanas de la Cruz.
Realizó múltiples carteles para hermandades, como el del XXV aniversario de la Hermandad de la Sed, el de la coronación canónica de la Virgen de la Encarnación de la Hermandad de San Benito, el de la Semana Santa de Sevilla de 2012, editado por el Consejo de Cofradías, o el de la Hermandad de la Esperanza de Triana, en 2014.
También ha gozado de gran predicamento como diseñador de pasos y todo tipo de enseres. Destaca, en primer lugar, todo lo realizado para su Hermandad de los Servitas, entre ellos, el manto de la Virgen de la Soledad (2003); el paso del Cristo Yacente del Santo Entierro o, más recientemente, el paso de misterio del Beso de Judas, entre otras muchas obras.
También trabajó, con éxito, la escultura profana.
Entre otros premios y distinciones, en 2016 recibió el Olivo de Plata entregado por la Hermandad de la Redención.
Información diario de Sevilla.
Muere a los 92 años el restaurador José Rodríguez Rivero-Carrera
Por JOSÉ GÓMEZ PALAS, 22:44 h.
El restaurador José Rodríguez Rivero-Carrera falleció ayer a la edad de 92 años en el Hospital Virgen Macarena de Sevilla, adonde había sido ingresado hace sólo unos días por complicaciones en su estado de salud. Padre de siete hijos, Rivero-Carrera trabajó durante muchos años como restaurador del Museo de Bellas Artes, aunque su nombre adquirió relevancia en Sevilla por la larga lista de imágenes procesionales, tanto de la capital como de la provincia, que pasaron por sus manos para ser intervenidas.
Con taller en la calle Lumbreras, cerca de la Alameda, Rivero-Carrera ha sido un hombre muy activo en su trabajo hasta avanzada edad. «En realidad, no ha parado nunca de trabajar», comentaba anoche Mari Carmen, una de sus hijas, quien destaca la intervención realizada sobre la imagen de San Jerónimo, obra de Martínez Montañés, como la más destacada en su faceta de restaurador del Bellas Artes.
El listado de imágenes procesionales de la Semana Santa sevillana intervenidas por Rivero-Carrera es muy amplio. Suya es la última intervención que se conoce sobre el Cristo del Amor (1981), a la que siguieron el Cristo de la Lanzada (1981), el de la Conversión del Buen Ladrón (1982), la Virgen de Guía de la Lanzada (1983) –en algunos programas de mano se le concede su autoría por el alcance de la intervención–, la Virgen del Buen Fin de la misma hermandad (1984), el misterio completo de la Carretería (1983-86), el San Juan Evangelista de la Lanzada (1985), la Virgen de los Dolores de las Penas de San Vicente (1985), la Virgen de la Presentación del Calvario (1985), la del Mayor Dolor en su Soledad de la Carretería (1986), el Cristo del Calvario (1987-88), el de las Misericordias de Santa Cruz (1989), la Virgen de la Quinta Angustia (1989), el Señor de la Sagrada Entrada en Jerusalén (1990), el Cristo de la Salud y el Buen Ladrón de la Carretería (por el percance sufrido en la Semana Santa de 1991), la Virgen de Villaviciosa del Santo Entierro y la de Montserrat (1991) y los ladrones de esta última hermandad (1988). El profesor José Roda Peña glosa la figura de Rivero-Carrera como del restaurador «bisagra entre la escuela de imagineros que también restauraban imágenes, como Buiza o Sebastián Santos, y los primeros restauradores formados en la Facultad de Bellas Artes».
Con taller en la calle Lumbreras, cerca de la Alameda, Rivero-Carrera ha sido un hombre muy activo en su trabajo hasta avanzada edad. «En realidad, no ha parado nunca de trabajar», comentaba anoche Mari Carmen, una de sus hijas, quien destaca la intervención realizada sobre la imagen de San Jerónimo, obra de Martínez Montañés, como la más destacada en su faceta de restaurador del Bellas Artes.
El listado de imágenes procesionales de la Semana Santa sevillana intervenidas por Rivero-Carrera es muy amplio. Suya es la última intervención que se conoce sobre el Cristo del Amor (1981), a la que siguieron el Cristo de la Lanzada (1981), el de la Conversión del Buen Ladrón (1982), la Virgen de Guía de la Lanzada (1983) –en algunos programas de mano se le concede su autoría por el alcance de la intervención–, la Virgen del Buen Fin de la misma hermandad (1984), el misterio completo de la Carretería (1983-86), el San Juan Evangelista de la Lanzada (1985), la Virgen de los Dolores de las Penas de San Vicente (1985), la Virgen de la Presentación del Calvario (1985), la del Mayor Dolor en su Soledad de la Carretería (1986), el Cristo del Calvario (1987-88), el de las Misericordias de Santa Cruz (1989), la Virgen de la Quinta Angustia (1989), el Señor de la Sagrada Entrada en Jerusalén (1990), el Cristo de la Salud y el Buen Ladrón de la Carretería (por el percance sufrido en la Semana Santa de 1991), la Virgen de Villaviciosa del Santo Entierro y la de Montserrat (1991) y los ladrones de esta última hermandad (1988). El profesor José Roda Peña glosa la figura de Rivero-Carrera como del restaurador «bisagra entre la escuela de imagineros que también restauraban imágenes, como Buiza o Sebastián Santos, y los primeros restauradores formados en la Facultad de Bellas Artes».
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