domingo, 19 de agosto de 2012

Esta noche, del Rocío a Almonte.....


La tradición de trasladar al pueblo a la venerada imagen de la Virgen del Rocío es del año 1607.Antiguamente, la Patrona de Almonte sólo dejaba su ermita por algún acontecimiento extraordinario, normalmente en acción de gracia por algún favor recibido, o para pedir su intersección ante grandes epidemias o catástrofes naturales.
El 19 de Agosto de 1810, en pleno asalto de las tropas napoleónicas, el pueblo volvió a implorar la protección de la Señora de las Rocinas para evitar el asedio de los franceses al Condado onubense. Milagrosamente, el batallón galo dejó a un lado Almonte y prosiguió su camino librándose el pueblo de una gran masacre.
La Iglesia reconoció, tres años más tarde, el milagro de la Virgen del Rocío, concediendo en 1813 el solemne voto de acción de gracias del pueblo a su Patrona, que se conmemora tal día como hoy en el Rocío Chico, diferenciando así esta festividad de la Romería de Pentecostés, conocida en Almonte como Rocío Grande. La Solemne Función del Voto, que concelebrará el obispo de Huelva, José Vilaplana, con el arzobispo castrense, Juan del Río y el emérito de Huelva, Ignacio Noguer, se celebrará a las 10 de la mañana y dará paso a la procesión eucarística que recorrerá el perímetro de la ermita. En la tarde de ayer, tras el ejercicio del Triduo que predicó el arzobispo de Zaragoza, Juan Ureña, tuvo lugar la imposición de medallas a los 110 nuevos hermanos de la Matriz, que ayer juraron las reglas de la corporación y su fidelidad a los preceptos de la Iglesia Católica.
Por la noche, el Santo Rosario transcurrió por el recorrido tradicional,entre el fervor popular, con la bella estampa del Simpecado de la Hermandad de Almonte alumbrado por antorchas de color presidiendo el rezo del piadoso ejercicio. El espectáculo multimedia «Una luz en el camino», que recreó en la fachada del santuario el sentir de la devoción rociera, puso el broche de oro —con luz, pirotecnia y sonido— a la jornada de ayer en El Rocío, víspera del traslado de la Virgen a Almonte.
Miles de personas aguardan en la aldea la salida de la Reina de las Marismas, que con sus galas de pastora, y a hombros de los almonteños, dejará al atardecer su ermita para enfilar el Camino de los Llanos. Antes de abandonar la aldea, las camaristas cubrirán el divino rostro de su patrona, con seda y encaje, y la protegerán con un capote del duro camino de más de 16 kilómetros que se prolongará durante toda la noche.
Publicado 19/08/2.012

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